martes, enero 18, 2011

Leao el perro que permanece junto a la tumba de su dueña enterrada tras inundaciones en Rio de Janeiro.

Foto: AFP


Tras el alúd de tierra que sepultó varios barrios de la Región Serrana de Río de Janeiro y que que ha dejado más de 665 personas muertas, convirtiéndose en impovisados cementerios, un perro llamado Leao sigue junto a los restos de su dueña, cuyo cadáver ayudó a rescatar bajo el lodo. Desde entonces, el fiel perro se ha negado a dejar la tumba número 305 de Cristina Cesário Maria Santana en el improvisado cementerio de Teresópolis.

La historia de Leao o caramelo, como lo llaman las personas que lo han visto acompañando a su ama, han conmovido al país.

Leao era un perro de la calle que fue rescatado por la familia de Cristina Cesário quienes vivían en Teresópolis, una de las zonas más afectadas por las inundaciones y deslaves.

Cuando la casa de Cristina Cesário Maria Santana y otros tres miembros de su familia fue arrastrada por un alud de tierra, sólo Leao pudo salir con vida , pero los ocupantes de la casa murieron.

Sobrevivió al desastre y permaneció junto al lugar donde falleció su ama, víctima de las inundaciones. Los vecinos de la localidad de Teresópolis describieron el comportamiento del animal señalando que el perro deambulaba por la zona y siempre volvía al lugar y escarbaba la tierra.

Cuando llegaron los rescatistas encontraron a Leao buscando los restos de sus dueños, y gracias a él se pudieron encontrar los cuerpos.Desde entonces, Leao se ha negado a dejar la tumba donde yacen los restos de su ama.

La historia de Leao este 2011 recuerda a la de un perro japonés sucedida 90 años atrás. El perro Hachiko pasó diez años yendo a diario a esperar a su amo fallecido a la estación de tren a la hora exacta en que regresaba de su trabajo.También es famosa la leyenda de “Bobby Greyfiar“. Un terrier que durante 14 años permaneció sentado en la tumba de su amo John Gray, en Edimburgo, Escocia. El perro “Bobby” continuó montando guardia hasta el día de su muerte, en 1872. Tiempo después, los lugareños construyeron una estatua en su honor, mirando hacia la tumba de su amo, John Gray.

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